El campo
La agricultura se orientaba al cultivo de extensos secanos cerealistas y el riego de pequeñas huertas. La atención que el labrador había de prestar a la climatología le llevó a conocer con exactitud los vientos de la zona. Así, al viento frío del norte se le llamó “Cierzo” o “Moncaíno” ; al que provenía del oeste se le conoció como “Regañón” ; el del este fue “Solano” ; y el del sur, portador de lluvias, “Bajero” o “Abrego”.
Las heredades se medían en yugadas, concepto que precisaba la superficie que se podía arar con una yunta en un día. La propiedad agraria estaba repartida con equilibrio. Las mejores tierras se sembraban un año con cereal, el siguiente con leguminosas y el tercero se dejaba en barbecho , sin cultivo, para reiniciar el mismo ciclo al cuarto año.
Elaboración del Jabón
En Cihuela solía fabricarse de forma artesana el jabón, para aprovechar el aceite frito y la grasa sobrante de la matanza del cerdo. Todas esas sustancias se introducían en una olla puesta al fuego y se removían continuamente hasta que quedaran completamente líquidas. Entonces se añadía a la mezcla una determinada cantidad de ceniza, y se seguía removiendo hasta un cierto momento que sólo el artesano avezado conocía instintivamente. Después, el líquido se vertía en un molde, en el que se solidificaría lo suficiente como para que, mediante un cuchillo, pudiera dividirse en las pastillas que luego se utilizarían en la colada.