Abuelos de nuestro pueblo (Consuelo Henar, 1994)
Dedicado: “A los Abuelos del Pueblo - (algunos ya junto a Dios) - sin ellos no hubiera sido - posible escribir estos versos”
“Divisando ese camino - que habéis trazado al andar, - se advierte que vuestro sino - fue trabajar sin descansar”
“Trabajar siendo aún niños - en el campo o en la ciudad, - poniendo esfuerzo y cariño - para que no faltara el pan”
“Queríais que vuestros hijos - vivieran más y mejor, - pensamiento siempre fijo - que os dio fuerza y valor”
“Ilusión que acompañaba - el quehacer de cada día, - trabajando se olvidaba - el esfuerzo que se hacía”
“Vuestra frente se lavaba - a diario con sudor, - vuestras manos se llenaban - de callos, fuerza y vigor”
“Vuestros hombros se cargaban - con muchas horas de acción, - pero nunca flaqueaban - las piernas ni el corazón”
“Vida austera era aquella - ¡rebosante de alegría!, - aunque había sólo en ella - trabajo y economía” “Cuando el camino se acaba, - empieza a florecer - el fruto de ese trabajo, - que otros han de recoger”
“Y aquí estamos esos otros - recogiendo aquel sentir, - orgullosos de vosotros - y con ganas de decir:”
“Gracias por querernos tanto, - ¡por esa ayuda sin fin!, - ¡por esa entrega de santo!, - por ese ejemplo a seguir!”
“¡Por ese amor silencioso - que nos disteis sin dudar!, - ¡por el sacrificio inmenso - que nadie podrá olvidar!”
“Conseguido está con creces - el vivir más y mejor, - ¡estad contentos y alegres, - que no fue vano el sudor!”
“¡Hombres y mujeres de ayer, - abuelos de nuestro pueblo!. - Sabed que con vuestro hacer, - ¡os habéis ganado el cielo!”
“Aprovecho ésta ocasión - para estrechar vuestros brazos, - y mandar de corazón - a todos... un fuerte abrazo”